viernes, 18 de febrero de 2011

EL PRINCIPE DE MAQUIAVELO


ANALISIS
Bueno aquí podríamos entender que no dice que son diferentes los tipos de principados y el modo de adquirir tan notable rango.
Maquiavelo divide a los principados en dos categorías:
Hereditarios y Nuevos.
La primera clase viene de la sangre y de saberse heredero de algún reino, como si fuera de familia.
Los principados nuevos se obtienen por vía directa de la proclamación o al añadirse un pueblo al Estado.
Sin embargo dichos pueblos están habituados a vivir bajo cierto régimen o libres.
El nuevo príncipe pudo haber adquirido aquel nuevo reino con la ayuda de armas ajenas, propias, gracias a la suerte y en el mejor de los casos, a su valor.
Parece ser que resulta más difícil conservar un estado nuevo que uno que ya tiene una tradición familiar en el poder.
Me parece que es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, ya que basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que puedan producirse.
Un príncipe heredero deberá de ser cuidadoso en no traspasar los parámetros que ha bien funcionaron con sus antecesores y actualizar su mandato con su presente.
Con respecto al los principados mixtos o añadidos a un reino de mayor antigüedad, se apunta la facilidad de conservarse sí se habla la misma lengua y rige la misma providencia.
En cambio, sí la nueva adquisición contiene algunas diferencias de lenguaje, pero semejantes costumbres, deberá extinguirse al anterior y no modificar, en lo posible, sus leyes e impuestos.
Así, el cambio de soberano pasará casi desapercibido para los gobernados.
Si el nuevo estado es diferente en lengua, costumbres y constitución, las cosas se hacen mas difíciles. Para mantener el poder, el príncipe debe radicar al nuevo terreno y que suprima de inmediato cualquier rebelión, descontento o desacuerdo.
Las colonias, son de mucha ayuda para mantener el orden y la vigilancia del nuevo estado adquirido.
El príncipe debe convertirse en jefe y protector de los reinos vecinos, sobre todo de los menos fuertes, para que a la postre, se debiliten los reinos vecinos y poderosos.
Se pone como ejemplo a los Romanos: de todas las provincias que se adueñaron, las poblaron primero con colonias, no permitieron que los reinos vecinos aumentaran su fuerza y no dejaron que alguna influenza extranjera se instale o moviera en sus territorios previeron que alguien poderoso, haciendo alianzas con los menos fuertes, pudiera en un momento dado convocar una rebelión y destronar al creciente imperio.

El que ayuda a otro a hacerse poderoso provoca su propia ruina que un príncipe debe poseer.
La manera de gobernar un territorio de ajenas y recientes costumbres.
Se propone arruinarlos o mudarse a dichos territorios.
También se, recomienda permitir o no la conservación de sus leyes previo estudio de la cantidad de enemigos que el nuevo príncipe pueda tener.
Hablan de las tres maneras de adquirir un principado:
a) por valor y con armas propias.
b) por fortuna y armas no propias.
c) los que llegan por obra de sus maldades.

De los primeros, el autor advierte sobre los enemigos que tendrá al introducir las leyes que regirán su estado.
Es de suponer, que aquellos beneficiados del antiguo régimen tornan perjudicados al entrar el nuevo.
Por eso, la oposición es abierta y en tiempos de crisis defienden poco al sistema.
El príncipe, siempre debe mantener su carácter, demostrado de sobra las armas y los ejércitos usados le eran propias y tendrá el mérito de conquistar aquel territorio y sumarlo a su reino.
Y los que ascienden al principado gracias a la fortuna y a las armas prestadas, ósea los estados que se forman de repente no tienen las raíces que le son necesarias para consolidarse podría decirse que no son lo suficientemente fuertes.
Los oportunistas que ven coronadas sus expectativas, carecen de la energía y la visión necesaria para mantener un puesto de tales dimensiones, es como el ejemplo del que no tiene y llega a tener, realmente no sabe que hacer.
Los que llegan al principado por el uso de la maldad, podrán alcanzar el dominio más nunca la gloria.
Un civil o una persona común puede llegar a un principado de dos manera.
Una sería por el uso de la maldad y otra por medio de la aprobación y promoción directa de sus conciudadanos, podría decirse como una votación de los que habitan.
Nos podría decir que tal vez aquí no se necesita del valor o la fortuna sino de una astuta combinación de ambos.
De cualquier forma el príncipe civil debe enfrentarse a las necesidades de los grandes con el pueblo, responsable directo de su triunfo.
El trabajo no es fácil pues el pueblo sólo quiere no ser oprimido ni abusado y los aristócratas, terratenientes o burgueses no quieren hacer el trabajo del pueblo.
Es como tener contentas las dos partes ya que de ello depende. Sin descuidar en lo posible al pueblo, el príncipe, deberá buscar alianzas con los grandes pues son los únicos que pueden organizar una revuelta con tintes revolucionarios.
Si el nuevo príncipe llegó al trono gracias al apoyo de los grandes, deberá de encontrar acuerdos con el pueblo y buscar el afecto de sus nuevos sometidos, a fin de que éstos lleguen a sentir una necesidad grandísima de su principado.
Según aquí un príncipe es autosuficiente cuando tienen suficientes hombres para armar un gran ejercito capaz de intimidar a los vecinos.
Bueno en esa época así era pero sin embargo en nuestro tiempo también podría un líder sentirse mas fuerte si sabe que cuenta con mas apoyo que su competencia o su rival.
Con respecto a las tropas y los soldados mercenarios. Para que un príncipe pueda defender –y legitimar- su reino, deberá de contar con tropas para defender al mismo.
Existen dos tipos:
Mercenarias o auxiliares, cuyos antecedentes de timadoras y cobardes en tiempos de guerra no recomiendan para nada que un príncipe apoye su confianza en tropas de ese tipo.
Las propias un ejercito adicto a su líder es garantía de sueño tranquilo.
También habla que jamás se ve como un triunfo real el que se logra con las armas de otros.
Para el príncipe no habrá otro objeto ni propósito que dominar el orden y la disciplina de los ejércitos.
La razón es sencilla, el dominio del arte de la guerra mantiene en el trono a los que nacieron herederos y ayuda aquellos que carecen de tal rango a llegar al mismo puesto.
Por ello, el príncipe debe convivir con su tropa, realizar personalmente las expediciones y mantenerse temible a sus hombres. El príncipe debe leer la historia y estudiar las estrategias y tácticas de los contrincantes y saberse allegar de gente astuta y fiel para saber ganar las batallas.
La manera correcta de huir de los aduladores un príncipe no se ofende por oír la verdad, más dicho privilegio se concede a muy pocos elegidos.
El conjunto de gente valiosa como sabios, guerrero, ministros entre otros, mostrará lo astuto del príncipe quien pasará ante el pueblo por sabio y justo. Los aduladores, siempre estarán los reinos llenos de ellos. Se deben de evitar, con gracia y no escuchar sus exagerados halagos.
La razón por la cual varios príncipes pueden perder sus reinos seria por una pobre preparación militar. Como a aquellos que perdieron sus reinos por haber huido del invasor sin defenderse, Maquiavelo les aconseja aquí a no acusar a la fortuna de la perdida de sus bienes sino a su propia cobardía.
Cuando la situación es completamente adversa y no tiene que ver con los aciertos o errores del príncipe nada queda por hacer más que dejarse llevar por la corriente de la suerte. Se considera que la fortuna es parte de la mitad de nuestras acciones. Y precisamente en esa otra mitad es cuando algo se podría mejorar para que no vuelva a suceder.
Si las lluvias desbordan un río e inundan una ciudad habría que construir algo para que en caso de otra lluvia de similar evitar consecuencias parecidas.
Habrá príncipes, gobernantes, presidentes que dejarán todo a la fortuna que hasta su momento los habrá beneficiado. Pero no siempre podrá sostenerse así, del mismo modo que no se puede apoyarlo todo ignorando los hechos.
No existe nadie, que sepa concordar bien sus procederes con las circunstancias y con los tiempos.
Cuando las circunstancias varían, de igual modo se tiene que variar la habitual forma de reaccionar o de pensar.
Los ejemplos históricos abundan pero resulta interesante la frase Dios no quiere hacerlo todo refiriéndose al libre albedrío que después de todo, poseemos.

Nicolás Maquiavelo, nació el 13 de mayo de 1469 en la ciudad de Florencia.

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